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El Economista: Familia Llordés

20 mayo, 2016

Generalmente, los premios empresariales van dirigidos a una persona, pero en el caso del Premio Antonio Aranzábal -de la Fundación Aranzábal, cuya misión es promover y potenciar el desarrollo de empresarios- reconoce a toda la familia, a la saga que hace posible la creación y consolidación de una empresa. La XIV edición, la de 2016, […]

Generalmente, los premios empresariales van dirigidos a una persona, pero en el caso del Premio Antonio Aranzábal -de la Fundación Aranzábal, cuya misión es promover y potenciar el desarrollo de empresarios- reconoce a toda la familia, a la saga que hace posible la creación y consolidación de una empresa. La XIV edición, la de 2016, ha recaído en la familia Llordés, fundadora del Grupo Salva Industrial, productora de hornos para el sector profesional de hostelería, panadería y pastelería, que precisamente este año conmemora el 75 aniversario de su fundación. Gestionada ya por la tercera generación, el grupo Salva hoy da empleo directo a unas 200 personas y espera alcanzar este año los 32 millones de facturación, de los que el 70 por ciento provendrá de los mercados exteriores. La compañía nació en 1943 en Lezo (Gipuzkoa), de la mano de los hermanos de origen catalán Juan y Jaume Llordés, que la fundaron como Hornos Salva, llevando al mercado hornos modulares y ventilados. Hoy nos encontramos con una empresa que ha desarrollado sus propios productos, que mantiene en Gipuzkoa todo el diseño y fabricación, y que tiene dos filiales comerciales en el exterior -Francia y Oriente Medio-, además de una red de agentes exteriores, que ha supuesto incorporar nuevas culturas en la compañía. Venden en más de 100 países. En estos momentos, el Grupo Salva está dirigido por la tercera generación de la familia, estando al frente, como director general, David Llordés, que tiene muy interiorizado que el mercado es global y prueba de ello es que domina cinco idiomas. En la empresa trabajan cerca de media docena de miembros de la familia, pero su accionariado abarca ya más de una treintena de personas. La familia crece, pero como señala orgulloso David Llordés, “si algo nos ha caracterizado es que en todos los momentos, en los buenos y en los malos, siempre hemos estado unidos. Eso valoriza a la empresa y a la familia. Si ya estar en el mercado es complicado, es una pena que haya empresas familiares que desaparezcan por desavenencias entre sus miembros”. David Llordés explica que el crecimiento del Grupo Salva se ha hecho por integraciones y alianzas con otras empresas, así históricamente se sumaron Diceol (1978), Inmaser (1988), Solvilla (1994) y ahora se han aliado con F. Mendoza y Amasados Saus. David reconoce que para estar en el mercado “ya no basta con calidad y precio”; hay que saber “comercializar y atender al cliente”. Esquiva la palabra “innovación” para destacar que los fundadores y los diferentes relevos generacionales han sacado adelante la compañía con “mucho trabajo e inventiva”.

“Lo que nos caracteriza es que la familia siempre ha estado unida”

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